Las riadas de las últimas semanas han sido noticia, y es lógico, dada su espectacularidad y los trastornos que provocan. No debe esto sin embargo hacernos olvidar que la mayoría de las crecidas de los ríos no tienen nada de extraordinario y se repiten periódicamente. La ley de Aguas define el cauce como "el terreno cubierto por las aguas en las máximas crecidas ordinarias". Definición lo bastante imprecisa como para que tuviera que estar ya hecho el siempre aplazado deslinde de los cauces. Sin embargo, está claro que, por definición, los ríos en la mayoría de sus crecidas no hacen otra cosa que ocupar su cauce, que es de dominio público. Aunque ésta es una verdad de perogrullo conviene destacarla, puesto que a veces se presenta al río como un invasor, cuando lo que ocurre realmente es lo contrario.
La invasión de los cauces por obras o cultivos humanos,
a veces consentida y otras incluso promovida por unas u otras
administraciones, suele ser en beneficio privado. Paradójicamente,
cuando los efectos de las riadas perjudican a estos invasores
se reclama que con dineros públicos se pongan parches a
un problema que se ha creado artificialmente. Un ejemplo reciente
de los problemas creados por unos dragados que les tocará
resolver a los que viven aguas abajo es la acumulación
de gravas en los jardines ribereños de El Burgo de Osma.
Esas gravas, que en condiciones naturales están sujetas
por la vegetación, son el lecho y las orillas del río
que han sido removidos por las excavadoras que dragaron el río
Ucero, y terminarán por colmatar la presa de La Güera.
Por desgracia, han hecho falta tragedias como las del camping
de Biescas y las inundaciones de Badajoz, para que se empiece
a tomar conciencia de la necesidad de respetar el entorno de los
ríos. Sin embargo, como no se exigen responsabilidades,
todavía seguimos viendo ilegalidades toleradas por la administración
hidráulica. Por ejemplo en Soria, se ha publicado en el
Boletín Oficial de la provincia de 29/12/2000 una solicitud
de autorización para la construcción de un hotel
en la zona de policía del río Navaleno, en el término
de San Leonardo de Yagüe. Esta autorización se solicita
y expone al público cuando el hotel ya está construido.
¿Cómo es posible que la guardería no haya
tomado medidas ante una obra sin autorización, antes de
que se construyera? ¿Pedirán ahora la canalización
del río para que no se les inunde el hotel? Si no estuviéramos
acostumbrados a este tipo de cosas hasta nos llamarían
la atención.
Cuando el río se ha respetado las crecidas tienen aspectos
beneficiosos, el más evidente es que arrastra y dispersa
la porquería que se arroja al cauce en forma de aguas residuales
y otros vertidos. También es importante, en términos
de biodiversidad, la heterogeneidad que se origina en el cauce
del río en forma de pozas y playas de distinta granulometría
y profundidades, que permiten la existencia de una mayor variedad
de organismos. En Estados Unidos, por ejemplo, se provocó
una riada artificial en el río Colorado en 1996, soltando
durante nueve horas hasta 1270 metros cúbicos de agua por
segundo abriendo las turbinas de la presa Glen Canyon, lo que
es una dimensión inimaginable desde nuestro Duero. Se demostró
que los beneficios producidos por la restauración ambiental
eran superiores a las pérdidas de producción de
energía eléctrica. Un artículo sobre este
tema puede leerse en el número de marzo de 1997 de Investigación
y Ciencia.
Volviendo a nuestra provincia otro problema ambiental es la pretensión
de transformar algunos ríos y arroyos en canales delimitados
por taludes de tierra rectilíneos trazados con excavadora.
Ésta es una falsa solución a corto plazo que crea
problemas de arrastre de tierras (no sujetas por la vegetación)
aguas abajo y que requiere la intervención continuada sobre
un canal que se desmorona y crea nuevos taponamientos. No queremos
decir que en unos pocos lugares concretos no sea conveniente proceder
a un desbrozamiento, siempre con la supervisión de la guardería
de Medio Ambiente, y evitando las excavadoras.
Pero en términos generales suscribimos lo que se expresa
el Documento de síntesis del Libro Blanco del Agua, publicado
por el propio Ministerio de Medio Ambiente, del que actualmente
dependen las Confederaciones Hidrográficas. Este documento,
refiriéndose a los dragados, dice que "en otras ocasiones,
su utilidad o beneficios reales eran muy dudosos, y podrían
haberse solucionado los mismos problemas con alternativas más
satisfactorias". Añade además, en relación
con las avenidas de agua en zonas rurales que "los seguros
constituyen un instrumento idóneo de protección
cuando el coste de la defensa supera el valor del área
protegida, y deberían ser la base de la protección
en zonas no urbanas, en particular frente a los daños en
agricultura y ganadería".
Otra consecuencia de los dragados es la destrucción de
la vegetación de ribera. Los bosques de galería
juegan un importante papel como pasillos verdes y refugios de
fauna. En las zonas de cultivos cerealistas suponen quizá
el aliciente más importante del paisaje. Pero además
constituyen un filtro para evitar la contaminación difusa
producida por los abonos utilizados en la agricultura. Las aguas
residuales vertidas a los ríos, sumadas a la contaminación
de origen agrícola, están provocando una tremenda
eutrofización en nuestras aguas continentales, sobre todo
en los embalses, de manera que existe un problema de salud pública
por la dificultad de potabilización, como sufrimos recurrentemente
en el abastecimiento de Soria capital.
Por todo ello los científicos recomiendan conservar unas
franjas de vegetación a cada lado del río entre
10 y 50 metros, de acuerdo con los datos recogidos en Restauración
de ríos y riberas (MundiPrensa, 1998).
Basándonos en estos estudios alegamos en ASDEN a las solicitudes
de dragados y encauzamientos de los ríos de nuestra provincia.
Después de los desastres provocados por los dragados en
los ríos Ucero, Valdanzo, Morón, Rejas, etc... hace
ya unos cuantos meses que parece que la Confederación Hidrográfica
del Duero tiene en cuenta nuestros argumentos, y esperamos que
siga siendo así en el futuro.