Ilmo. Sr. Consejero de Medioambiente y
Ordenación Territorial de la Junta de Castilla y León.
Soria, a 27 de noviembre de 2000.
Sr. Consejero:
Ante el asombro y la perplejidad que nos produce la reciente noticia de la aprobación de las ampliaciones de las tres centrales eólicas de Merindades ( Peña Alta, La Torada y el Canto) en espacios protegidos por distintas figuras, queremos transmitirle las siguientes manifestaciones:
- ASDEN califica de extraordinaria irresponsabilidad el pronunciamiento de la Ponencia Técnica Provincial de Evaluación de Impacto Ambiental, al volver a insistir en la autorización de centrales eólicas en un espacio protegido por las Directivas Europeas de cara a la creación de la futura RED Natura 2000 ( ZEPA ). No alcanzamos a entender cómo es posible que la administración siga favoreciendo a una empresa que tiene varias denuncias en Peña Alta, y que presuntamente "campa a sus anchas" por espacios protegidos.
- Tampoco podemos comprender que esta administración tome una decisión a sabiendas de que será denunciada ante la Comisión Europea. Una vez más constatamos que las políticas de conservación en España van siguiendo el ritmo que marca Europa, pues carecemos de representantes de prestigio que defiendan con rigor nuestro medio ambiente. En este marco, el gobierno de Castilla y León se destaca por su incompetencia, y usted, Sr. Consejero de Medio Ambiente, debiera asumir carteras más acordes con su preparación y sus convicciones personales, entre ellas la de Industria le viene al pelo. Tenerle a usted como titular de esta Consejería es como poner al zorro al cuidado del gallinero. La ineficacia de la Junta de Castilla y León en temas medioambientales ha "tocado techo". Nuestros responsables políticos están sirviendo en bandeja nuestros mejores espacios naturales a los grandes grupos financieros y eléctricos. La política eólica en esta comunidad autónoma es, simple y llanamente, una vergüenza.
- En la comparecencia de Javier Arribas en las Cortes de Castilla y León se comprometió a no autorizar centrales eólicas en espacios protegidos, hecho que se está demostrando falso. Incluso reconoció que la postura generalizada de oposición de los grupos ecologistas se debía a que algún parque construido y en funcionamiento no ha sido del máximo acierto. Aún así se va a permitir que centrales, "que no son del máximo acierto" reciban la bendición para ser ampliadas. Se Justificó la falta de vinculación jurídica del Plan Eólico para evitar decisiones "radicales" y "dogmáticas". Que una comunidad autónoma como la Valenciana vaya a prohibir por Decreto las instalaciones eólicas en cualquier espacio protegido, ¿le parece a usted una postura radical?
Sr. Consejero, usted, su Secretario General, Javier Arribas, y el Presidente Juan José Lucas, están manteniendo una actitud muy negativa y han faltado a su palabra. Nos consta que su incompetencia, está siendo el "hazmerreír" de cuantos siguen de cerca el tema eólico en el resto de España, SOLICITAMOS, POR TANTO, SU DIMISION Y LA DE SU SECRETARIO GENERAL.
- Son pruebas evidentes de que las decisiones de las Ponencias Técnicas Provinciales de Evaluación de Impacto Ambiental están sujetas a los intereses políticos del gobierno regional, haciendo caso de sus Resoluciones sólo cuando interesan, hechos como que un año después de la Resolución negativa a los cuatro parques eólicos del entorno de la Sierra de la Demanda, no se haya publicado la preceptiva Declaración de Impacto ambiental. Que otra Resolución negativa en el entorno de La Mujer Muerta, tampoco haya sido publicada. Y el lamentable proceder de la Ponencia Técnica en Soria, que con Estudios de Impacto Ambiental idénticos, se permite el lujo de aprobar un parque (Oncala) y las líneas de evacuación de otros tres, y acordar someter a nuevo procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental estos tres últimos. Sospechamos que los criterios seguidos para informar favorablemente a efectos ambientales los parques eólicos promovidos por la empresa CETASA, no son precisamente ambientales. No nos cabe duda de que los Delegados Territoriales de la Junta de Castilla y León bailan al son que les marcan sus superiores, y que harán uso de sus prerrogativas, cuando sea preciso, para saltarse a la torera cuantas consideraciones de tipo ambiental sean necesarias.
- Está situación, provocada por un Plan Eólico Provincial al servicio de las grandes empresas eléctricas, ya está generando múltiples conflictos sociales, como hemos visto recientemente en Valdecorneja, y lo que nos queda por ver. Es inadmisible que una Administración esté permitiendo que en el medio rural, donde se encuentran los valores ambientales que una sociedad de progreso requiere y reclama, se esté sembrando la semilla de la discordia, y promoviendo que los habitantes de estos lugares -que los propios responsables políticos, durante décadas, han mantenido en el olvido- acaben considerando que la calidad ambiental de sus territorios puede suponer un freno a sus expectativas de supervivencia y desarrollo. Así lo han manifestado públicamente, los habitantes del municipio burgalés en el que se tramita la central eólica Alto del Cueto. ¿Cree usted acaso que cabe una política ambiental más negativa que ésta que su gobierno practica?
- Que los Reyes Magos, es decir, los promotores eólicos, se estén recorriendo TODOS los espacios mejor conservados de esta comunidad autónoma, con regalos millonarios, entre unos municipio pobres, envejecidos, despoblados, levantando expectativas que en muchos casos se van a ver defraudadas, no responde en ningún caso a una necesidad de compromiso ambiental global con nuestro vapuleado planeta, sino a los intereses lucrativos del mismo sector industrial que años atrás, cuando no contaban con las sustanciosas ayudas políticas, financieras y fiscales que hoy tienen, denostaban estas mismas energías, que hoy, con marchamo de ecológicas, defienden hasta el punto de considerar que su urgente necesidad justifica el destrozo de emplazamientos en muchos casos protegidos legalmente. Los pueblos de Castilla y León no se merecen esto. Usted sabe muy bien cuáles son los intereses reales que subyacen a tanto discurso ecologista.
- El desagravio que sufren nuestros espacios naturales y las personas implicadas de forma desinteresada, y sin ánimo de lucro, en su defensa y conservación, es inaceptable. Preocupa que los promotores, encima, se sientan perjudicados por unos descafeinados dictámenes medioambientales que ni siquiera son vinculantes. ¿Pero qué quiere esta gente?. Una vez más se demuestra que en nuestro planeta puede que haya recursos para todos, pero que no hay los suficientes para calmar las ansias de la codicia humana. Esta Administración, ciega e inmersa en una política neoliberal, no se da cuenta de que es el consenso social el único camino posible para que éstas y otras infraestructuras, se implanten en el territorio sin levantar la crispación social que las eólicas han causado. Además, así se contempla en la Directiva Europea de Evaluación de Impacto Ambiental, donde se obliga a que en los Estudios de Impacto se recoja un apartado de aceptación social de los proyectos. En el tema eólico, esto se incumple sistemáticamente. Los promotores no han entendido tampoco que en esa "Mesa" de negociaciones que reclaman tienen que estar también los distintos agentes sociales. Que con el acuerdo de todos, no sólo sus empresas serían más rentables, sino que además, en la actualidad, estarían sin duda instaladas más centrales eólicas de las que actualmente existen, lo que no sólo es su deseo, sino también el nuestro.
- Ahora, más que nunca, las Mesas Eólicas, conscientes de lo que se juegan y con quién juegan, intensificarán su denuncia del Plan Eólico en distintos organismos tanto nacionales como internacionales, solicitando el apoyo y la participación de los amantes de nuestro rico Patrimonio natural, paisajístico e histórico-artístico. Conscientes, también, de que esto no ha hecho más que comenzar y que en breve irán desfilando nuevos proyectos eólicos en espacios protegidos, mientras el gobierno regional consiente, impulsa, mira hacia otro lado y nos avergüenza cada día un poco más.