Desventuras del río Tera
El río Tera,
que se llama Piqueras cuando nace, debajo del puerto del mismo nombre, era hace
algo más de dos décadas un río truchero. Es decir que sus aguas presentaban una
calidad suficiente como para albergar salmónidos, a pesar de sufrir un acusado
estiaje. Incluso los pueblos ribereños podían abastecerse de ellas. Hoy todo ha
empeorado radicalmente, y esta historia se repite con diversas variantes en
gran parte de los ríos de la España mediterránea. Veamos la crónica de esta degradación
anunciada:
- A mitad de la década de los 80 hubo un vertido de
purines que reflejó la prensa local. Pueden revisarse en las hemerotecas
lo publicado el 29 de julio de
1984. Sin sanción.
- El vertido permanente de los colectores de aguas
residuales de los pueblos ribereños eutrofiza el agua y produce fondos
resbaladizos, llenos de algas —incluidas cianobacterias—, y agua con menos
oxígeno, dificultando o impidiendo la vida acuática en el entorno de los
vertidos y afectando a la calidad del ecosistema acuático en todo el río.
Los peces no pueden vivir en las proximidades del desagüe de los
colectores o donde las aguas se estancan. Cuando el vertido es aún mayor o
baja menos agua por el río algunos peces que aún sobrevivían aguas abajo
de los colectores también terminan muertos, panza arriba, flotando en el
río. Por ejemplo, a mitad de la década de los noventa trascendieron al
menos dos vertidos de aguas residuales de Almarza al río Tera. Al ser más
contaminantes de lo habitual provocaron la mortandad de decenas de peces. Esto
puede consultarse en la prensa local del 11 de agosto de 1994 y del 22 de
julio de 1995. Tampoco hubo sanciones.
- Posteriormente, la construcción de las depuradoras
para las aguas residuales de los pueblos ribereños del río Tera fue encargada
por parte de la Junta de Castilla y León a una unión de empresas. Durante
meses o años, desde 1999 hasta 2001, por falta de la planificación y el mantenimiento
adecuados, los vertidos iban con frecuencia directamente al río.
- Además de esto, las empresas provocaron un vertido
de lodos de la depuradora de Espejo de Tera, en julio de 2000. El
funcionario que instruyó el expediente propuso que la infracción se
considerase como muy grave y fuera sancionada con 1.218.042 pesetas. No
nos consta que dicha sanción se llegara a hacer efectiva.
- Por recomendación de los técnicos de la Consejería
de Medio Ambiente se vedó para la siguiente temporada de pesca el tramo
del río Tera entre Almarza y Espejo de Tera.
- El estudio hidrobiológico de la cabecera del Duero encargado
por la Junta de Castilla y León, con datos obtenidos en 1999-2000 reflejó
tal escasez de peces en casi todos los tramos que obligó a vedar
totalmente el coto de Piqueras en 2003.
- En verano de 2001 un estudio de aguas residuales
encargado por ASDEN reveló que los vertidos que se analizaron, depurados o
no, de la cabecera del Duero —incluyendo los ríos Razón y el Tera— y del
entorno del Espacio Natural del Cañón del río Lobos no cumplían en casi
ningún caso con la normativa vigente.
- A principios de otoño de 2003 hubo un vertido de
gasoil al río Tera debido a que un colegio privado había conectado
ilegalmente a la red de alcantarillado de Almarza un desagüe desde el
cuarto del depósito de gasoil. Al parecer este tipo de reforma incontrolada
no es un hecho raro, pero en pueblos más grandes o en ciudades la
contaminación por derramamiento ocasional del hidrocarburo pasa desapercibida
y el propietario se quita el problema de la limpieza de posibles fugas de
combustible. La inspección del río se realizó uno o dos días más tarde,
habiendo corrido ya mucha agua bajo los puentes, que arrastraría el gasoil
hacia la potabilizadora de la comarca de Las Vicarías. Desde instancias
oficiales se quitó importancia a este vertido, ya que en dicha inspección se
observó vida en el río. Pero también señala esa inspección que se
apreciaron unos 300 metros de ribera teñida del color rojo del gasóleo,
que además era agrícola. Se ha iniciado un proceso judicial y un
expediente por parte de la Confederación Hidrográfica del Duero. Está
pendiente de resolución.
- En febrero de 2004, la empresa encargada de la
construcción del túnel de Piqueras, debido a una decantación muy
deficiente del agua con restos de lodos y rocas pulverizadas procedentes
de la perforación, ha provocado la contaminación del río Tera durante unos
veinte días, en que las aguas han bajado visiblemente turbias o negras,
llegando en algún momento incluso hasta Garray. (Pueden verse fotos en www.asden.org). Esto ha afectado también
al suministro de agua de consumo humano de Almarza, que, debido a la
turbidez que salió por los grifos durante unas horas, se ha tenido que
abastecer del sondeo alternativo de San Andrés. Las declaraciones
oficiales en la prensa han quitado también importancia a estos hechos,
como si fueran debidos al agua que baja turbia después de una tormenta. No
siempre es tan natural que el agua baje turbia después del temporal, y
mucho menos veinte días: a veces se debe a las malas prácticas agrícolas y
forestales, dragados incluídos, que van produciendo ese fenómeno
preocupante de la pérdida de tierra fértil y la desertización.
En la Ley de protección de ecosistemas acuáticos de nuestra Comunidad
se establece que las aguas trucheras no deben superar los 0,25 mg/litro de
materias en suspensión. Se admite que puede superarse ese límite en
determinadas circunstancias meteorológicas, pero no por la intervención directa
del hombre. El vertido último a los ríos Piqueras y Tera es visiblemente muy
superior a esa cifra. El resultado es que los lodos arruinan las puestas de los
huevos de los peces, que necesitan gravas limpias y bien oxigenadas. Esto es lo
que se ve. El impacto sobre la fauna invertebrada, que es la base de la vida en
el río, puede ser mucho mayor, pero éste no se ve a simple vista. Habría que
analizar también otros posibles tóxicos derivados de la actividad extractora o
del tipo de rocas excavadas.
Llama la atención que después de tantos días no se hubieran tomado
medidas antes, y que tengan que ser los ciudadanos de a pie los que den la voz
de alarma.
ASDEN ha presentado las correspondientes denuncias. Veremos. Hasta la
fecha los únicos vertidos en la provincia que incumplen los límites autorizados
(es decir, la mayoría) y que nos consta que han sido sancionados son los de San
Leonardo, pero con la anterior corporación municipal. Curiosamente los
municipios de Garray y Almazán, premios ASDEN a la contaminación en 2001 y 2002
siguen vertiendo tan fuera de la ley como siempre, sin ninguna consecuencia.
Soria, 24 de febrero de 2004
ASDEN. www.asden.org